Quien suscribe entiende que el peronismo es lo que uno quiere que sea. Es una fuerza tan ancha y tan larga que abarca las necesidades de cada uno y las transforma en derechos porque donde hay una necesidad naturalmente nace un derecho.

No hay forma de definir al peronismo entonces, pero sí se puede hacer un recorte sobre el para qué. ¿Para qué gobierna el peronismo las veces que pudo gobernar? Para la felicidad del pueblo y el progreso de la Patria.

El progreso de la Patria es tangible. El peronismo, fundamentalmente el primero de 1946-1952 fue un torbellino de obras de infraestructura de toda índole. Fue un vendaval fabril que transformó la matriz productiva para siempre y creó el “industria argentina” que no se va pese a los intentos neoliberales de destruirlo. Al compás, se reivindicaron derechos como el aguinaldo y las vacaciones que no pudieron proscribir.

¿Por qué sos peronista?

El periodismo en primera persona está permitido sólo para los que vivencian un hecho. Quien firma este artículo no tiene el capital simbólico necesario para sentarse en la mesa de las grandes plumas de la prensa y poner el “yo” como persona del texto. No obstante, la respuesta a esta pregunta necesita de la vivencia personal debido a la multiplicidad de posibilidades que pernite el interrogarotorio

¿Por qué sos peronista Mariano M. Fernández? Le pregunta quien firma pata Opinión de la Costa esta columna semanal. “Soy hijo de papá radical, abuela también de la UCR y abuelo socialista y como que de chico me ponían la boina blanca y me hacían cantar que Raúl iba a la Rosada y Herminio al preescolar”, recuerda en relación a aquella elección de 1983 en la que el cajón quemado por Iglesias llevó a Alfonsín a Balcarce 50.

“A mí me hizo peronista mi hijo”, recuerda Fernández en el Día de la Lealtad. “En 2016 volvimos a Tecnópolis con mi hijo del medio, si se me permite para ubicar al que nació entre el mayor y la menor, y a la salida estaba enojado porque no le dieron yogurito”.

Yogurito Escolar era un programa alimentario de Misiones con el que abastecían a las escuelas con un alimento nutritivo. En Tecnópolis había un stand hasta 2015 en el que mostraban cómo lo elaboraban y daban a degustar a los chicos. En aquella oportunidad, la Tecnópolis de Macri-Lombardi tenía mucho de privado y poco de Estado. No hubo regalito.

“¿Por qué lo sacaron?”, interpeló el niño. “Porque al Gobierno de Macri no le interesa”, respondió Fernández.”¿Quién estaba de presidenta antes? Yo quiero que vuelva la del yogurito”, reclamó el pequeño de seis años que nació cuatro días después de la muerte de Néstor Kirchner en 2010.

Así de simple y sencillo fue como quien siempre vio con simpatía muchas políticas que se aplicaron desde 2003, se terminó de bañar con el “óleo sagrado” -tal como lo definió Lorenzo Pepe- y se hizo peronista.

El buen periodismo se estima que debe ser imparcial y ecuánime, de acuerdo a los viejos manuales. Pues quien esto suscribe no se considera un buen periodista. Por lo tanto y para siempre: “Viva Perón”.

Feliz día compañeros, compañeras, compañeres, compañeris.