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17/10/2017 - LA COSTA - OPINION
Elecciones legislativas 2017: Yo voto por la Unidad

A pocos días de que los argentinos expresemos nuestra opinión en las urnas, en una de las elecciones legislativas más particulares de los últimos años, analizamos aquí cuáles son las opciones que tenemos disponibles teniendo en cuenta que estos comicios marcarán en gran medida el rumbo que tomará nuestro país, nuestra provincia y nuestro municipio a partir del 23 de octubre.


 


Antes de comenzar a establecer los fundamentos utilizados en este artículo para sostener las causas que motivan mi voto, debo aclarar que en mi vida personal y profesional me manejo de la forma más autónoma que el sistema me permite, por ello podría decirse que me desenvuelvo como una genuina periodista independiente. Con ello quiero explicar a quienes después de leer este artículo se sientan invadidos por los malos y erróneos pensamientos hacia mi persona, que no recibo dádivas del Gobierno local, ni dinero de ningún sector asociado a funcionarios, ni cargos públicos, ni placas de reconocimiento por mi labor, ni declaraciones de interés legislativo en relación a mi trabajo diario.


No soy una persona pública, no me piden autógrafos por las calles, no hago explotar las redes sociales con mis comentarios (porque no las uso) y en general el lector que sigue mis notas en este diario no conoce mi rostro, porque siempre para mí el protagonismo lo tuvo la noticia y no quien la cuenta o la difunde. Por ello me siento cómoda trabajando en Opinión de La Costa, ya que a pesar de que muchos costeros los consideran un medio alineado al Gobierno municipal (lo cual para algunos es un defecto y para otros una virtud), siempre se me ha otorgado la libertad absoluta en cuanto a lo que quiero y no quiero escribir.


Ahora bien, hago estas aclaraciones para evitar malos entendidos a raíz de las opiniones expresadas aquí, que debo precisar son sólo mías, y no están expuestas a cambio de promesas ni dinero, sino por el simple hecho de sentir la imperiosa necesidad de romper la barrera de la información y dedicarme a opinar en primera persona sobre un hecho tan trascendente para los argentinos y los costeros, como lo son las próximas elecciones legislativas de este domingo.


Escribo estas líneas en pleno día de la Lealtad Peronista, y supongo que al leer este párrafo ya sabrá por donde se dirige mi opinión. Sí, soy peronista de nacimiento, y aunque los años me han llevado en algunas etapas a simpatizar con la izquierda, como reza el dicho popular “siempre se vuelve al primer amor”.


Pero no voy a hablar aquí de fanatismo, que en política es un pésimo consejero, ni voy a mencionar los lugares comunes de todo buen peronista utilizando los nombres de Evita y Perón. No lo voy a hacer porque el presente es lo que nos urge resolver.


Si me preguntan por quién voy a votar este próximo domingo, si bien con los dichos hasta aquí la respuesta se cae de madura, reafirmo que optaré por la lista completa de Unidad Ciudadana, y esto no está relacionado con mi herencia peronista, sino con el simple hecho de que existen una serie de fundamentos que justifican mi decisión.


En principio, no estoy de acuerdo con la política que está llevando adelante el Gobierno nacional y provincial, por cientos de cuestiones, pero principalmente por el futuro inmediato que ya podemos percibir en el presente, donde el ajuste ya nos ha empezado a golpear a todos. Aclaro aquí que no hablo desde la bronca de que me hayan quitado un plan social, porque lo cierto es que nunca lo tuve, siempre tuve la bendición de poder conseguir trabajo.


Este ajuste, que hoy ya no es un mero fantasma utilizado electoralmente, sino que puede percibirse en cualquier calle de nuestro país, atenta directamente contra el bienestar de la familia argentina, esa que hace un par de años pagaba en cuotas el auto o algún electrodoméstico, y que hoy tiene que pagar en cuotas un servicio básico como el gas o la luz.


Y a pesar de ello aún existen ciudadanos que encontrándose en esta situación, los han convencido de que este es el camino correcto, porque al final no era justo que un laburante pudiera aspirar a tener un 0km o una pantalla plana en su casa y además poder irse de vacaciones. Pero bueno, cada cual tiene la libertad de opinar y creerse el cuento que quiera.


No obstante, siento una profunda tristeza cuando veo en la puerta de la escuela primaria a la que asiste mi hija, una enorme cantidad de padres desocupados que esperan las sobras que han quedado del comedor, y me remite inmediatamente a una lejana época, cuando Fernando de la Rúa estaba en el poder y los pibes iban a esa misma escuela calzando ojotas en pleno invierno. Eso es pobreza, no usemos eufemismo.


Me genera una enorme tristeza ver cómo vecinos jubilados tienen que hacer malabares para llegar a fin de mes, y ya no puede destinar un pequeño resto de dinero de sus pensiones para comprarles un regalito a sus nietos. No, ahora en muchos casos deben elegir si comprar el remedio que les hace falta o la comida del día.


Para muchos, incluido el Gobierno nacional, esta es una realidad que no existe, y a veces pienso si quizás yo estoy viviendo en una dimensión paralela, pero me basta con salir a la calle y charlar con la gente para darme cuenta que no estoy tan errada.


Pues bien, nos dicen ahora que después de las elecciones el Gobierno nacional planea un ajuste mucho más profundo, implementando políticas como la flexibilización laboral que tuvo lugar recientemente en Brasil, el congelamiento de las jubilaciones como ya lo había hecho Cavallo en su momento, y con ello la quita absoluta de derechos del laburante. Observando el presente y lo que ha sucedido en estos casi dos años que Mauricio Macri lleva de Presidente, vislumbro que ese realmente será el camino, sinuoso para muchos de nosotros.


Por ello, vuelvo a repetir que mi voto será la lista completa de Unidad Ciudadana, ya que es necesario poder disponer de parlamentarios que realmente se opongan a las medidas que intentará imponer el Gobierno nacional y provincial a partir de las elecciones.


Pero no quiero extenderme aquí acerca de las elecciones nacionales y provinciales, sino que mi intención es hacer hincapié en lo que respecta al ámbito local, ya que como bien sabemos, el próximo domingo también estaremos eligiendo nuevos ediles para el Honorable Concejo Deliberante de La Costa, lo cual incluso podría decir que reviste aún de mayor importancia que los comicios generales, porque guarda relación directa para lo que queremos para nuestro distrito.


Hace ya casi 20 años que vivo en La Costa, y aunque tenga que recurrir a una frase hecha, realmente lo siento como mi lugar en el mundo, y por ello quiero lo mejor para este municipio, que es donde he decidido echar raíces con mi marido, criar a mi hija con el orgullo de ser costera, y que mi vieja pueda pasar aquí de forma plena los últimos años de su vida.


Entonces si vuelven a preguntarme a quién voy a votar este domingo, vuelvo a reafirmar a la lista completa de Unidad Ciudadana, le doy mi voto de confianza a Cristian Cardozo y a los candidatos locales que lo acompañan en la boleta, porque claro está, apoyo al Gobierno municipal, y por supuesto tengo mis motivos y fundamentos.


Sabiendo de ante mano que por expresar mis opiniones no recibo dádivas de Juan Pablo de Jesús ni de ninguno de sus funcionarios, paso a explicar mi postura, y para ello nada mejor que un ejemplo concreto.


Durante la crisis de 2001, yo ya era residente del partido de La Costa, y mientras veía a esos pibes ir al colegio calzados con ojotas en pleno invierno, y veía a mujeres de más de 70 años tratando de hacer cualquier tipo de changuita para comer, porque su labor como ama de casa durante toda su vida no era reconocida como trabajo y por eso no podían gozar de una jubilación, es decir mientras veía desmoronarse el país, el partido de La Costa al unísono se hundía en la más profunda crisis.


Ingresar por ejemplo a San Clemente significaba toparse con un enorme basural a cielo abierto, ubicado donde ahora se encuentra la terminal de ómnibus, que le daba la bienvenida a los turistas y enfermaba a la gente que vivía cerca de allí. Ir al colegio como alumno, significaba pasar un frío atroz, helarse hasta la huesos, porque no había calefactores y mucho menos gas natural.


Ir al hospital de San Clemente, ese que en su momento había sido un materno infantil y un Gobierno municipal decidió vaciarlo y dejarlo con menos elementos de los que hoy dispone una salita, era por ejemplo enfrentarse a tener dinero para poder comprar los insumos que requiriera una curación, porque en el hospital de mi pueblo no había siquiera curitas.


La indiferencia de los funcionarios de turno recaía en el abandono del distrito. Calles sucias, intransitables (realmente intransitables con y sin lluvias) casas sumidas en un total abandono, locales cerrados, lotes que se usaban para tirar basura, edificios en pésimo estado. En definitiva, en aquella época nadie invertía en La Costa, no sólo por la crisis que atravesaba nuestro país, sino porque La Costa no era un buen negocio, ya que ni siquiera había interés por parte de quienes debían representar al pueblo en el ámbito Ejecutivo y Legislativo.


Hoy la historia es otra. Nos basta hacer un simple recorrido para palpar la transformación profunda e inmensa que ha tenido el partido de La Costa en la última década, y esto no es por obra y gracia divina, esto es gracias al compromiso de quien conduce el municipio, y no sólo de él, sino de todos los que lo acompañan.


Hoy disponemos de gas natural, no sólo en las casas, sino también en las escuelas, gracias a un proyecto elaborado por el Jefe Comunal y aprobado por el sector oficialista del cuerpo legislativo, aunque recibió votos en contra de algunos opositores que se empecinan en mostrar como defectos las virtudes de este Gobierno municipal a fin de quedarse con el poder, no para hacer cosas para la gente, sino simplemente por la atracción casi sexual que les genera el poder. Por eso se postulan a cargos legislativos y al mismo tiempo expresan a viva voz que no les gusta ejercer de Concejales. Por eso, no tienen empacho en practicar una verdadera violencia de género dentro de un estamento gubernamental, acusando a sus pares femeninas de “putas”.


Hoy los costeros tenemos un sistema de salud pública municipal que genera envidia en más de un municipio bonaerense. Hoy los costeros tenemos educación formal e informal, que nos permite a los padres saber que nuestros hijos no van a tener que sufrir el desarraigo. Hoy los costeros tenemos hermosos espacios públicos, donde la cultura y el deporte son sinónimo no sólo de sacar a los chicos de las calles, sino también de encuentro de las más diversas generaciones.


Lo cierto es que podría estar durante páginas y páginas mencionando lo que hoy tenemos los costeros, lo que se ha logrado con la voluntad del Gobierno municipal y su equipo en esta última década, pero no hace falta, sólo basta con salir y recorrer. Claro está que aún persisten problemáticas profundas y graves, como la necesidad de agua potable principalmente en la zona centro, o la extensión de cloacas, pero hay que saber también que esos son proyectos que el Ejecutivo municipal continuará presentando, y su concreción siempre dependerá del voto de los ediles que conforman el HCD.


Por ello es tan importante esta elección para los costeros. Por eso debemos reflexionar acerca de si queremos un Concejo Deliberante que se oponga a cualquier idea de progreso, o si queremos seguir avanzando en este camino de transformación. Por supuesto que no es fácil, sobre todo cuando no se cuenta con el apoyo nacional y provincial. Sin embargo, el Gobierno municipal ha demostrado que a pesar de ello es posible poder seguir en el camino correcto.


Si me preguntan por quién voy a votar el domingo, respondo a Unidad Ciudadana, a Cristian Cardozo y el resto de candidatos a Concejales que lo acompañan, porque no es magia que hoy mi pueblo haya crecido, que muy a pesar de la crisis que vive nuestro país el partido de La Costa siga avanzando y no se detenga, no es magia, es gestión y compromiso.


Por eso todos los días al levantarme vuelvo a elegir el partido de La Costa como mi lugar en el mundo, el lugar donde enfrentar el desafío más grande de mi vida, criar a mi hija y saber que mientras sigamos en la línea de la transformación de este espacio, ella tiene posibilidades a futuro, esas posibilidades que muchos de nosotros no tuvimos durante los gobiernos neoliberales que nos han tocado vivir.


 


Este domingo dejemos las broncas personales de lado, dejemos los odios infundados que nos llena de rencor insano, este domingo votemos por nuestros derechos, por los logros que hemos alcanzado hasta ahora, votemos para hacernos respetar y mirando hacia el futuro, un futuro real, sin globos de colores.


 


Lic. Graciela Marker


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