La historia de Snopik con la docencia guarda mucha relación con su familia, ya que comentó que “soy hija de maestros”, pero recordó que “de adolescente como toda hija rebelde decía que iba a ser cualquier cosa menos maestra”. Luego señaló que en el año 1982, momento en que residía con su familia en Dolores, decidió mudarse a Capital para estudiar psicología, pero lo cierto es que señaló que “era la época de la dictadura y la facultad era horrible, un silencio terrible, paredes limpias, teníamos que dejar en la puerta de ingreso el documento”, por lo que toda esa opresión la llevó a decidir que “no quería hacer eso y me anoté para maestra”.
A lo largo de su trayectoria por las aulas, Snopik recordó que “trabajé 38 años como docente”, y aseguró que “si volviera a vivir lo volvería a elegir”, ya que resaltó que “es una profesión que me ha dado enormes satisfacciones toda la vida”, porque consideró que se trata de un trabajo que “como pocos, tiene recompensa”, sobre todo que recoge “en el afecto de los ex alumnos”, además de “todas las cuestiones maravillosas que pasan todos los días en una escuela”, por lo que enfatizó: “Creo profundamente en la escuela, y creo que como docente uno aprende también en la escuela toda la vida”, sobre todo por “las transformaciones, porque aprender nos va transformando siempre”.
A pesar de que Snopik aseguró que la docencia “es una profesión maravillosa”, lo cierto es que sostuvo que “también como en todas las profesiones uno tiene que luchar”, sobre todo “en épocas en que no se dan las condiciones para garantizar”. En este aspecto, observó que los maestros “no siempre hemos estado tan vapuleados como con este gobierno”, en referencia al ataque permanente a la educación pública por parte del gobierno de Milei, lo cual diferenció de las políticas que se implementan en la provincia de Buenos Aires: “Tenemos un gobernador que no deja de inaugurar escuelas, que no deja de pensar en qué más se puede hacer para que los pibes y los estudiantes de todas las edades aprendan más y mejor”.