Los números invaden la cabeza y los pensamientos de cada uno de los familiares de las víctimas del Rigel, aquél buque hundido en junio de 2018. 9 fueron los trabajadores fallecidos en esa tragedia. 110 las millas en las que se perdió la embarcación con los cuerpos que los buzos nunca buscaron. 6 los años en los que la investigación no tuvo ni un avance, en una causa en la que ni siquiera se citó a declarar a los imputados.145 los marineros que murieron en los 68 barcos hundidos durante los últimos 24 años, cuyos familiares aún buscan justicia.
"No hay un día en el que no pensemos en él", aseguró a 0223 Miguel Ángel Osorio padre de Cristian, el maquinista del buque que perdió su vida en el naufragio. Las actividades de "Navegando con memoria", organizadas por la Red Puerto, Memoria Portuaria, Ningún Hundimiento Más y el Centro de Extensión Universitaria Puerto de la Universidad le permitieron también refrescar su propia historia.
El mensaje de su hija advirtiendo sobre la desaparición del barco lo cambió todo. La tarea de Miguel fue avisar a su nuera y familiares, con el coraje y la valentía que logró reunir. "¿Cómo decirles a sus hijos y esposa lo que había pasado? Cristian tenía 31 años y dejó a un chico de dos años y medio y otro de 10. Nos cambió la vida de un día para el otro, porque lo que nos atravesó no es algo simple. Por cuatro años y medio ellos quedaron completamente abandonados, sin ayuda del Estado", narró.
La misma experiencia se debe multiplicar por 9. Números. Historias. Vidas.
"Ahí empezamos el periplo de ir todos los días a Prefectura. Durante 26 mañanas asistimos al lugar, nos mostraron toda la información que tenían pero nos dijeron que como el hecho había sucedido a 110 millas (aproximadamente 120 kilómetros), a la altura de Punta Tombo, la causa pasaba a la jurisdicción de Rawson y la iba a tomar el juez Gustavo Lleral, el mismo que no hizo nada con el hundimiento del Repunte", lamentó Osorio.
Las tragedias los unieron y los familiares intercambiaron experiencias. Gracias a la lucha constante, lograron que se agregue una balsa más a las embarcaciones y que se coloquen trajes de exposición a las bajas temperaturas del agua de invierno, para que los marineros que se caigan no sufran una hipotermia.
"No paramos en ningún momento pero nuestra preocupación pasó a ser la recuperación de los cuerpos de nuestros hijos. A pesar de que lo intentamos, nos encontramos con las trabas del juez y los buzos nunca bajaron a buscarlos", lamentó Miguel.

Irregularidades
y una causa
frenada
Comenzó entonces un camino de reclamos por parte de los familiares del Rigel que sigue todavía hoy. "Nos encontramos con un montón de irregularidades. Por un lado, hay una ley que indica que a los seis meses de desaparecer un marinero, tienen que dar un certificado de presunción de muerte para poder tramitar la pensiones, pero recibimos el certificado cuatro años y medio después. Como Anses cubría sólo dos años, quedó todo perdido", lamentó el padre de Cristian.
Por otra parte, la condición de las embarcaciones en las que los marineros arriesgan sus vidas en cada salida fue otra de las llamadas de atención. "El barco fue botado en 1968, se fue a España, estuvo en Perú y volvió. Acá tenía un permiso precario y descubrimos que eso pasa con muchos barcos, que son descartados en Europa y los hacen trabajar en Sudamérica 20 años más. Hay mucha corrupción de todos los sectores que miran para otro lado", aseguró Miguel, quien contó que de 2000 al 2024 se hundieron 68 barcos, con 145 marineros desaparecidos cuyas causas nunca avanzaron.
A pesar de que pasaron 6 años, las pericias nunca se hicieron. "El juez está sentado en la causa, no hace nada. Todavía no llamaron a los imputados a declarar aunque presentamos todas las pruebas. Por eso lo queremos recusar, no deseamos que pase lo mismo que con el Repunte", dijo en alusión al sobreseimiento de la causa ocurrido este mes.
"Hay algo que queda en claro: si levantan el barco, van a constatar todas las irregularidades que tenía. Por eso nunca van a avanzar", finalizó. n