El empresario argentino Enrique Shaw está cada vez más cerca de ser proclamado beato. La causa de canonización que lo tiene como protagonista superó este martes 17 de junio la segunda instancia del proceso, tras la aprobación “unánime” de la Comisión de Teólogos del Vaticano, que reconoció la validez de la oración de intercesión y los frutos de la misma en el milagro que se le atribuye.
La noticia fue confirmada por monseñor Santiago Olivera, obispo castrense y vicepostulador de la causa. “Ya pasó la primera instancia que fue la consulta médica, y ahora los peritos teólogos manifestaron su parecer unánime acerca de la oración pidiendo la gracia de la curación”, explicó.
El proceso ingresará ahora en su tercera etapa, la llamada Ordinaria de obispos y cardenales. “Una vez tenido el parecer favorable —indicó monseñor Olivera— el cardenal prefecto lo presentará al papa León XIV y el Santo Padre, si lo considera, firmará el decreto autorizando su beatificación”.
“Hay que seguir rezando con renovada fe y confianza”, animó el vicepostulador, recordando el compromiso cristiano del primer presidente de la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa (ACDE).
Enrique Shaw fue declarado venerable en abril de 2021, cuando el papa Francisco autorizó el decreto que reconoce sus virtudes heroicas. En enero de 2025, el milagro atribuido a su intercesión superó la evaluación médica, y ahora obtuvo el aval teológico necesario para seguir avanzando.
Una vida marcada por la fe y el compromiso social
Nacido el 26 de febrero de 1921, Shaw perdió a su madre a los cuatro años. A pedido de ella, su padre confió su formación a un sacerdote. Se educó en el Colegio De La Salle y más tarde en la Escuela Naval Militar, donde comenzó a destacarse por su fe y compromiso apostólico.
En 1943 se casó con Cecilia Bunge y formó una familia numerosa de nueve hijos. Dos años después pidió la baja de la Armada para dedicarse plenamente a su vocación cristiana.
Aunque inicialmente deseó convertirse en obrero, el consejo de un sacerdote lo llevó a vivir su fe dentro del mundo empresario. Fue director delegado de Cristalerías Rigolleau S.A., donde se destacó por su trato solidario hacia sus empleados, a quienes consideraba “hermanos”.
Promotor incansable de los principios de la Doctrina Social de la Iglesia, Shaw fue uno de los fundadores de ACDE y su primer presidente. También integró el primer Consejo de Administración de la Universidad Católica Argentina (UCA), trabajó en la Acción Católica Argentina (ACA), el Movimiento Familiar Cristiano (MFC), y promovió la sanción de la Ley de Asignaciones Familiares.
Su vida y obra lo consolidan como un ejemplo de laico comprometido con la fe y la justicia social, camino que hoy lo acerca a los altares.