En un contexto donde la comunicación con el público es clave, llama poderosamente la atención que la última actualización en la cuenta oficial de Instagram del espacio (@estadiodelacosta) data de noviembre, y se refiere exclusivamente a la reprogramación de un festival folklórico con El Chaqueño Palavecino para el 4 de febrero. Desde entonces, ni una palabra, ni una pieza gráfica, ni siquiera un gesto de gestión informativa sobre el recital de Ulises Bueno que, por su trayectoria y convocatoria, merece un despliegue promocional acorde. Así lo puso en foco Radio Noticias Web en su reciente cobertura, señalando la creciente incertidumbre entre la audiencia.
Más inquietante aún es el testimonio de oyentes de esa emisora que, al intentar adquirir entradas a través de plataformas oficiales como All Access, encontraron errores persistentes o la imposibilidad de avanzar con la compra. Diversos dispositivos, distintas pruebas, un mismo resultado: frustración y dudas. Situación que se replica en redes y conversaciones informales, mientras la organización permanece muda.
No hay cartelería visible en el predio. No hay acciones promocionales en la vía pública. Es como si un show de tal magnitud —cuyas entradas deberían estar volando— fuera una idea relegada al azar. No es menor este dato: un artista de la talla de Ulises Bueno, con su público ferviente, suele ser acompañado por una campaña de visibilización contundente, que no se improvisa ni se deja al azar.
Hoy, la página web del Estadio de La Costa y sus canales oficiales sostienen un perfil bajo que se interpreta como falta de certezas o, peor aún, como ausencia de gestión comunicativa. ¿Sigue en pie el recital? ¿Se toparon con problemas contractuales o logísticos? ¿Se reconfigura una agenda de verano sin aviso formal? Las respuestas no llegan, al menos no a quienes desean planificar sus vacaciones alrededor de un evento cultural.
El silencio del Estadio resuena más fuerte que cualquier promesa de grilla estelar. Fue presentado como un proyecto con ambición, capaz de instalar una oferta artística sólida y sostenida en la región tras su adquisición por Billboard Argentina. Sin embargo, cuando el verano ya transita su umbral y vecinos y turistas conversan con incertidumbre, ese proyecto amenaza con evaporarse ante la falta de transparencia y comunicación.
En una temporada donde cada evento cuenta, y donde la cultura y el entretenimiento no deberían ser moneda de silencio, urge una explicación clara y oportuna. No se trata solo de un show, sino de la credibilidad de un espacio que pretende erigirse como epicentro musical. Y en ese desafío, la información no puede ser elocuente por su ausencia. Como lo advirtió Radio Noticias Web, el silencio empieza a hacer ruido. Y no necesariamente el que entusiasma.