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25/01/2022 - Nacionales
Gabriel Michi: “El policía Prellezo dijo que si yo hubiera estado con José Luis también habría sido boleta”

El compañero de Cabezas en Pinamar recuerda con Télam la última noche juntos, reconstruye cómo fue el asesinato, revela los miedo que lo persiguieron durante años, cómo colaboró en la búsqueda de justicia, qué pasó con cada uno de los condenados y qué fue de la vida de los hijos del fotógrafo que ahora viven en España: "En noviembre, nació Riu , el primer nieto de José Luis".




“Si hay una palabra para definir lo que pasó es Impunidad”, afirma Gabriel Michi (53 años, periodista de C5N, padre de tres hijos), a un cuarto de siglo de la muerte de su compañero y amigo José Luis Cabezas, quien hoy tendría sesenta años.
“Impunidad de Yabrán y de la policía bonaerense que sentía el poder de operar en la costa cometiendo cualquier tipo de delito -enfatiza ante Télam-. Sí, impunidad es la explicación ante tanta barbarie; pensaron que nunca se iba a llegar a los responsables gracias a la cadena de encubrimiento organizada antes del crimen. Esa impunidad también es la explicación ante los errores que cometieron y las huellas que dejaron los asesinos”.
-Gabriel, después de años de investigación de la muerte de Cabezas todo indica que si hubieras estado con él aquella fatídica madrugada del 25 de enero de 1997, también habrías corrido su misma suerte.
-Sí, muchas veces lo pensé y todavía pienso. Cuando detuvieron a Gustavo Prellezo, quien había sido el segundo en jefe de la comisaría de Pinamar hasta unos meses antes y que fue el disparó dos veces contra José Luis, declaró en el juzgado de Dolores “se nos fue la mano” . ¿Y qué pasaba si lo encontraban a Cabezas con Michi?, le insistieron. “Los hacíamos boleta a los dos”, no dudó.
Yo me salvé de milagro porque Prellezo confirmó que si yo hubiera estado con José Luis también habría sido "boleta". Como cumplía años el domingo 26, habían venido a Pinamar unos amigos y le dije a José Luis que me iba a ir antes de la fiesta del empresario Oscar Andreani, un clásico de la temporada en la que nos encontrábamos todos los colegas que hacíamos temporada.. José Luis se quedó y le dejé el auto -el Ford Fiesta- y Carlos Alfano, el fotógrafo de Para Ti, me acercó hasta mi hotel. Sí, el haberme ido por mi cumpleaños es lo que me salvó la vida porque luego se supo que el operativo tenía previsto acabar con todo el que se le cruzara.
-¿Quién fue el ideólogo del ataque?
-No tengo dudas de que Yabrán dio la orden, que fue el autor intelectual. A él le molestaba nuestro trabajo, le molestaba esa foto que José Luis le había hecho en el verano anterior. Durante todo el 96, Cabezas recibió amenazas en su casa.
Además, un mes antes del crimen, está comprobado que Yabrán se reunió en sus oficinas con Gustavo Prellezo, el policía que asesinó a José Luis. ¿Por qué un empresario con una fortuna de 4 mil millones de dólares recibía a un policía de poca monta? Yabrán le dijo que quería pasar un verano tranquilo sin la molestia de periodistas y fotógrafos. Y le pidió a Gregorio Ríos, su jefe de custodia, que coordine ese operativo con Prellezo.
Entonces sucedió algo de típico policía bonaerense corrupto: para quedarse con más plata, en lugar de contratar profesionales, Prellezo llevó a “Los Horneros” -Sergio González, José Luis Auge, Horacio Braga y Héctor Retana-, que a la postre fueron el eslabón débil de esta historia y que se terminó cortando.
-¿Cómo te enteraste de la muerte de José Luis?
-En realidad, más que enterarme como que la tuve que descubrir. Al despedimos en la fiesta de Andreani, quedamos que al otro día, el 25 a las 2 de la tarde, me pasara a buscar para ir a una nota. El era muy puntual y no apareció. Llamé a la casa me atendió la suegra, me dijo que José Luis no estaba. “Por favor dígale que me llamé al celular”, le pedí ya que él no tenía celular, sólo un radiomensaje. Yo estaba con mis amigos que habían venido por mi cumpleaños y me llevaron a la casa de José Luis. Allí la suegra me explicó que él no había vuelto desde que había salido, al atardecer, a la fiesta de Andreani.
Preocupado, empecé a llamar a colegas de otros medios y Eduardo Lerke, fotógrafo de Caras, me contó que lo vio salir de la fiesta poco después de las 5. Luego llamé al hotel donde teníamos una oficina, y nada. Les pedí a mis amigos que me llevaran al hospital y en el camino, pasamos frente a la comisaría y vi que estaba el comisario Alberto Gómez -quien también sería condenado a reclusión perpetua por haber “liberado” la zona para que actuaran los asesinos- y bajé a preguntarle.
“Soy Gabriel Michi, de Noticias, comisario, ¿se acuerda de mí? Desde ayer no sabemos nada de mi compañero, el fotógrafo José Luis Cabezas”, le expresé. Me respondió que no sabía nada hasta que alguien le dio una información. Entonces Gómez me preguntó. “¿En qué auto se movía” y le contesté que en un Ford Fiesta blanco. “Humm,esperá… Me parece que tengo una mala noticia para darte”, dijo con frialdad.
Entró al despacho, lo seguí y por handy habló con los policías que estaban en la cava. “Me parece que tenemos identificada a la víctima. Se trataría de José Luis Cabezas, el fotógrafo de Noticias” Desesperado, le grité: “¿¡De qué víctima habla, Gómez!”. Y me respondió: “Apareció una persona muerta en un campo acá en General Madariaga. El cuerpo está totalmente calcinado… “
-¿Y qué sucedió después?
-Me llevaron a la cava y mis amigos nos seguían en su auto. Llegamos estaba el cintado policial a unos metros y les pregunté si habían encontrado una cámara fotográfica. Me respondieron que no, pero sí los restos de unos rollos, una bota, un reloj, las esposas -ahí me enteré que lo habían esposado- y un manojo de llaves. Comparé la mía de la oficina con una de ellas, y era igual…
Les dije una forma de confirmar si era José Luis. Nuestro auto tenía un golpe en el guardabarros delantero derecho. Entonces me pidieron que bajara a la cava para ver el auto y me topé con una imagen que jamás voy a olvidar: todavía estaba en el interior lo que quedaba de Jose Luis, medio atravesado, saliendo por la puerta del lado del acompañante. Y también vi el guardabarros derecho abollado… Luego me llevaron hasta la oficina de la revista en el Hotel Victoria para verificar si la llave encontrada abría la puerta. Y la abrió. Fue ahí cuando me cayó la ficha de que José Luis había muerto. Como te había expresado nadie vino a decirme qué había pasado, simplemente lo tuve que descubrir.
-Hablando con sobrevivientes de Cromañón me contaron que durante un largo tiempo no pudieron dormir de noche, que sólo lo hacían al amanecer, y la explicación de los psicoanalistas fue que al intentar salir del boliche, oscuro y lleno de humo, la luz del exterior significaba la vida. ¿En tu caso, Gabriel, cuándo volviste a ver la luz?
-A mí me pasó algo parecido, muy símbolo. El día que comenzó el juicio a los asesinos de José Luis, el 14 de diciembre del 1999, nacieron mis hijos mayores, Tomás y Rocío. Recuerdo que seguí la transmisión en vivo desde el sanatorio… Fue como que después de tanta muerte, tanto dolor y tanta oscuridad, alumbraba la justicia.
Durante muchas noches las pesadillas no me dejaban dormir, se me aparecía esa última imagen de José Luis, un tema que obviamente hablé mucho en terapia. Además, sufrí muchas amenazas telefónicas, balas que dejaban en la puerta de mi casa, presiones que me llevaron a irme del país, a un lugar medio perdido de Brasil. Pero al quinto día empecé a vomitar, de la nada, y le dije a quien era mi pareja entonces: “Yo no tengo nada que hacer acá, debo estar en Argentina, dando pelea. Y volví para estar al frente de las marchas, investigando, colaborando con la justicia.
Como fue un juicio relativamente rápido, con condenas ejemplares -por desgracia después llegarían las vergonzosas reducciones de las penas- en ese momento sentí que al menos los culpables pagarían por lo que hicieron.
-Condenas ejemplares pero lamentablemente desde hace unos años, ninguno está en prisión pese a que recibieron prisión y reclusión perpetua.
-Todos los civiles (Gregorio Ríos y los 4 “horneros”, González, Retana, Auge y Braga) recibieron prisión perpetua; Prellezo, Aníbal Luna y Sergio Camaratta -estos últimos participaron haciendo “inteligencia- , reclusión perpetua por el agravante de ser policías, lo mismo que el comisario Gómez, quien “liberó” la zona. Por distintas apelaciones a Casación y la aplicación del 2 x 1, uno a uno fueron saliendo en libertad.
¿Y qué pasó con las víctimas, es decir, la familia de Cabezas?
-Como siempre dice Gladys, la hermana de José Luis que siempre estuvo al frente de los pedidos de justicia, sus padres murieron de tristeza. En el 2010, José, y en el 2017, Norma, la mamá.
Cristina. su mujer, y Candela, que hoy tiene 25 años, se fueron a vivir a España, al igual que los otros dos hijos del primer matrimonio de José Luis, Juan (29) y Agustina (32). Justamente, cuatro días antes de que Cabezas hubiera cumplido sesenta años (el 28 de noviembre), nació Riu, el primer nieto e hijo de Agustina. Yo sigo cercano a la familia, y una de las cosas que más me duele es ver el crecimiento de sus hijos -y ahora de su nieto- sin José Luis. n


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