Nos debe llenar de orgullo, que el General José de San Martín, sea uno de los próceres que más estatuas en el mundo posea, y sentirse orgulloso de pertenecer a la ciudad turística y marítima de Mar de Ajo por ser la única en el mundo donde el Padre de la Patria nos muestra su capacidad estratégica para ejercer soberanía en el mar con flotas navieras y la proa encabezando la escuadra desde la Goleta Moctezuma al emancipar Chile, Perú, Ecuador.
El libertador vino al mundo el miércoles 25 de Febrero de 1778, en el pueblito de Yapeyú (significado en guaraní: “El tiempo que ha llegado a su madurez) asentamiento de las Misiones Jesuíticas. Fue uno de los cinco pueblos guaraníes, José Francisco de San Martin fue el menor de cinco hermanos y la hermana primogénita María Elena debió cuidarlo cuando la familia emigro a España, y estableció profundos lazos con los aborígenes a la cual luego llamo “mis amigos los indios”. Su padre, Juan de San Martin ejercía en Yapeyú, las funciones de Teniente Gobernador. Fue en 1781, cuando tenía tres años, la familia se radico en Buenos Aires, y en 1784 embarcaron en la fragata Santa Balbina arribando al Puerto de Cádiz en la primera quincena de abril de 1784. A la edad de 11 años ingresa como cadete al Regimiento de infantería de Murcia y la carrera militar lo expuso a bautizos de fuego en el mar mediterráneo y contra los Moros. Luego de 22 años tiene temple y formación castrenses tanto embarcado como en infantería. En 12 de Marzo de 1812 desembarca de una fragata inglesa en Buenos Aires. Comenzaban las largas jornadas de estrategia, lucha, desencuentros internos, y encuentro del amor. Como todos los espíritus amplios y generosos tuvo el desprendimiento de quienes no negocian sus principios y cumplen sus mandatos, aun a costa de intereses personales. Su exilio es voluntario, y sufrió con magnitud el distanciamiento geográfico, la anarquía del país, y sus guerras fraticidas. Había fracasado su deseo de “vivir y de morir tranquilamente en el seno de la patria” Recién 12 años después, el 28 de Mayo de 1880 se cumplió el mandato sanmartiniano “Que mi corazón sea depositado en Buenos Aires – en la Catedral. En Agosto de 1988 el artista plástico Ricardo De Emilio (Tan) finaliza la obra del Libertador sobre la proa de la Goleta Moctezuma en el momento de desembarco en el Puerto de Paracas, Perú. Del 12 al 15 de Agosto se desarrollo el Congreso Internacional de San Martin y el Mar, en Mar de Ajó, sobre el cual no han quedado registros. Organizado por la Sociedad Argentina de Historiadores, Declarado de Interés Nacional, Provincial y Municipal, realizado por el Rotary Club local, Ilustres visitantes de los países hermanos, de Chile, Ecuador, Perú, Venezuela, España y Francia. Se recolectan muestras de tierras donde se desarrollaron sus batallas, muestras de la casa donde nació. Ofrendas y reliquias que deberían adornar el monumento por detrás y hoy no están. La obra de San Martin ha sido de acción, cultural, un patriota virtuoso que en silencio entregó a la posteridad el legado de comprender como se trabaja, se estudia, se ama y se progresa cuando se pone proa, sin temor, en el mar tempestuoso y se llega sin falta a la paz de un sereno puerto, ya que si se toma conciencia, otros tomaran el timón con la misma esperanza. Una oración para quien celebra hoy la Vida, General Don José Francisco de San Martin.
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