En el Hospital Municipal de Santa Teresita, un grupo de mujeres voluntarias acompaña con discreción y calidez a quienes atraviesan tratamientos oncológicos. Su labor silenciosa, alejada de los reflectores, tiene un impacto profundo en la vida de pacientes y familiares.
Desde hace casi dos décadas, el servicio de oncología y hematología del hospital se destaca por la solidez de su equipo profesional. Sin embargo, en los últimos años, la presencia de las voluntarias ha sumado un valor humano fundamental: la contención emocional.
Lorena, una de las integrantes del grupo, explicó: “Hace 19 años acompañé a mi mamá durante su cáncer terminal. Vi lo que es atravesar la enfermedad en soledad. Hoy siento que puedo devolver algo de lo que recibí”.
Elvira, que ya había sido voluntaria en un hospital de Moreno, se sumó sin dudar: “Servir es hermoso y escuchar a los pacientes también”. En esa misma línea, Analía compartió su experiencia: “Empecé cuando mi mamá comenzó su tratamiento. Esta enfermedad no es fácil ni para el paciente ni para quien lo acompaña”.
Luján valoró el trabajo colectivo: “Siento que, aunque sea una tarea pequeña, cada granito que aportamos cuenta y es valioso”. Para María Laura, el voluntariado es “una forma de dar amor y aliviar el dolor de quienes atraviesan un momento difícil”.
La tarea que realizan no solo implica acompañar. También significa escuchar, contener y construir una red de apoyo que humaniza el sistema de salud. En cada gesto hay un acto de compromiso solidario.
La Municipalidad de La Costa reconoció públicamente el trabajo de estas mujeres, quienes con su entrega cotidiana hacen del hospital un espacio más humano.
Quienes deseen sumarse a esta iniciativa pueden acercarse los jueves al área de oncología del hospital y consultar por la Lic. Roxana Chimento, coordinadora del voluntariado.