Veamos. Nuestro país, como casi todos, tiene una larga e histórica tradición discriminatoria. En principio, los conquistadores (que ya la traían de una España que se las tomaba contra árabes y sefaradíes) no sólo usaban a los indígenas americanos sino que hasta se referían a ellos con calificativos insultantes. Los criollos no les fueron en saga. Mestizos, pardos y morenos integraron las primeras filas de los ejércitos autodenominados libertadores. En el poder predominaban los "blancos", que en realidad no son tales, sino más bien rosaditos o de un ligero color ocre. Pero para la época, cuanto más pálido mejor.
Algunos historiadores conjeturan que el propio José de San Martín pudo haber tenido ascendencia guaraní. Pacho O´Donell escribe que cuando el triunfo en Chile, el general realista Marcó del Pont se negó a estrechar "una mano negra". A lo que el hombre de Yapeyú respondió "¡Venga esa mano blanca!". Cabe destacar que el Instituto Nacional Sanmartiniano niega esa teoría.
Otro historiador, Enrique Pavón Pereyra, sostiene que Juan Domingo Perón también contaba ascendencia indígena por parte de su madre, Juana Sosa.
En su libro sobre Sarmiento, el fascista Leopoldo Lugones ensalza el talento del sanjuanino. Pero descalifica su aspecto por estar "tiznado de judaísmo y morería".
Durante más de un siglo la tilinguería argentina se jactó de venir de los barcos. Disimulando que muchos llegaron encadenados en la bodega desde Cabo Verde.
La realidad - lo dicen datos estadísticos - es que más de la mitad de los argentinos tenemos ancestros indígenas. Muchos, también africanos. El ser humano tiende a mezclarse, de modo que ese número irá en aumento. Hagámonos cargo de la Argentina Parda.
Desde luego que esto se nota mucho más en algunas provincias del interior, sobre todo en las del Norte.
En cuanto al trato discriminatorio, resulta curioso que más allá de la carga negativa, en nuestro país y en el Uruguay, "Negro" también puede tener un tono de afecto. El "Negro" Olmedo, Fontanarrosa, la "Negra" Vernacci. Mi primo hermano Guillermo, en Corrientes así llamado familiarmente, hasta tiene su mercado: "El Negro".
Pero "marrón" es aún más despectivo. Hasta remite a una asociación escatológica.
Como sociedad tendríamos que revisar esto cuidadosamente. No se arregla con zarandajas como inventar una acepción "no blanco".
Y entendamos, también, que la gente del color que sea tiene todo el derecho del mundo a vacacionar donde le plazca y hasta donde le de el bolsillo. No es posible pasar una topadora por el Partido de La Costa para construir una imitación de Dubai o de Las Vegas. Para el nivel ABC 1, ahí tenemos Costa del Este, Costa Esmeralda et al.
Y don Santana, por favor no aclare más. Eso de "negro con mente blanca" o "blanco con mente negra" es peor que lo de "negro de M..."
¿Habrá querido decir "Negros de Mar de Ajó"?

 A. Hermann Morgner