Domingo 12 de Mayo de 2024
 16/09/2013 - Columna
Cambiar el Mundo – Emprendedores sociales

Un emprendedor social es aquella persona que ha pasado la barrera de los 20 años y sigue pensando que cambiar el mundo es posible. El emprendedorismo social va más allá de la caridad y del asistencialismo, busca gestionar procesos de inclusión y de mejora social a largo plazo impactando en aquellos que menos tienen y posibilitando de alguna manera mejorar las condiciones sociales y económicas de todos los excluidos del sistema.




Por Lic. Mariana Basanta

Los valores, las formas y la filosofía que tiene un emprendedor “tradicional” y uno “social”, solo se diferencian en el fin económico que persiguen sus negocios, en el resto comparten absolutamente todas las características. Un emprendedor social es una persona que tiene ideas innovadoras destinadas a modificar positivamente una necesidad social, buscando mejorar la calidad de vida de las personas.

Mientras escribo, pienso y me digo “Sí, hay una diferencia sustancial entre un tipo de emprendedor y otro” y esta diferencia es que el emprendedor social no se puede mover solo, si quiere que su idea tenga éxito, necesita de la convocatoria, de la ayuda de otros, necesita sumar mucha gente; quizás por este motivo quienes son emprendedores sociales son grandes líderes, hablan mucho, escuchan mucho y son capaces de generar y conseguir en muy poco tiempo los que a otros les llevaría una eternidad.


Cambiar el mundo, una cuestión de edad?

Esta en nuestros genes, hasta diría que es una etapa indiscutida de nuestro crecimiento, todos alguna vez pensamos que era posible cambiar el mundo, y porque no lo seguimos intentando?. Saben porque? Porque no somos educados para emprender nada, ni con fines económicos ni sociales, a Dios gracias somos una sociedad bastante creativa, ya sea por ser partícipes de una economía con tantos vaivenes y por la diversidad cultural que tenemos, pero francamente, somos un país que no fomenta el pensamiento creativo, que es la base del emprendedorismo.

Cada vez que nuestro país atraviesa una crisis, se crean distintos programas apoyando al emprendedor, y de repente estamos en la tele, en la facultad, hay talleres, cursos, y cuando todo vuelve a su cauce, desaparecen. Fomentar el espíritu emprendedor no es una tarea de maquillaje o solo marketing, no es una palabra que suena linda y que tiene onda. Educar desde la temprana edad en los valores del emprendedorismo, ayudar a los jóvenes a tener iniciativa, pensamiento crítico y creativo, a generar soluciones innovadoras y recursos propios es una función de Estado o por lo menos debería serlo.

Los emprendedores son los que mueven el mundo, los que se animan a cambiarlo, cambiar el mundo no es una utopía, no tiene que ver con la edad, tiene que ver con una forma de pensamiento y con la forma de accionar esos pensamientos.
El emprendedor social, es muchas veces un emprendedor tradicional que decide con sus negocios mejorar la calidad de vida de las personas, generando un cambio social significativo.

“Todo el mundo puede cambiar el mundo” Casos reales

Esta frase es el lema de una de las organizaciones de emprendedorismo social más importantes que se llama “Ashoka”, y que les recomiendo a los que estén interesados en este tema la busquen en Internet y recopilen información. Aquí encontré algunos ejemplos de emprendedores que con sus “negocios sociales” pudieron empezar a cambiar el mundo, porque el mundo no se cambia de un día para el otro, se necesita constancia y sobre todo necesita sumar adeptos al proyecto, porque 1 persona solo puede hacer una pequeña parte y el mundo es muy grande.

De todos los ejemplos los que más me impactaron fueron el de Jane Chen que creó un saco térmico para bebés que lo que hace es garantizarle a los bebes prematuros que nacen en poblaciones muy pobres, en donde no hay incubadoras ni electricidad, un adecuado nivel de calor, lo que aumenta notablemente el índice de supervivencia. Según Embrace Global, la organización de Chen, cada año nacen 20 millones de bebes prematuros o con bajo peso y 450 muere cada hora.

Y el otro caso que me interesó fue el Terracycle, una empresa que se dedica a recolectar los residuos de 14 países y los recicla armando artículos para la oficina, el colegio o el jardín pero con un toque “fashion”, sus productos son vendidos en grandes supermercados y una parte de los ingresos son destinados a obras sociales.

Si uno puede, pueden todos

Basta con leer un caso, para darnos cuenta que si uno pudo, entonces no es imposible, no es utopía. Si está en nuestras entrañas, si lo deseamos, hagámoslo. Ser generoso no es una característica, una cualidad o un don, todos podemos ser partícipes de cambiar el mundo para generar una sociedad más equilibrada e igualitaria; algunos llevarán la bandera y otros acompañaran, lo bueno del emprendedrorismo social es que todos somos necesarios de una u otra manera para generar el cambio.


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