Sobre lo ocurrido, fuentes cercanas a la policía brindaron información al respecto, señalando que el occiso era un joven de 25 años, y que su mujer es una joven policía de 23 años. Ambos convivían en una vivienda ubicada en la esquina de la Av. XVIII Y Av. I, donde se desencadenó la tragedia.

Los efectivos policiales de la Comisaría de San Clemente recibieron un aviso de advertencia a través del sistema 911, que les indicó que en la casa mencionada se estaba produciendo una fuerte discusión verbal de la pareja. Al llegar allí, los policías lograron entrevistarse con el joven, aún con vida, quien les relató que había discutido con su mujer y que ella se había retirado de la vivienda, al tiempo que manifestó que “ya todo está bien”. Ante esta situación, los policías abandonaron el lugar.

Poco después en la Comisaría de San Clemente se recibió otro llamado de alerta, que describía una situación similar en la misma vivienda. Así fue que el personal de la dependencia policial volvió a visitar la finca, y antes de ingresar en el domicilio un vecino del barrio les manifestó que había escuchado disparos. Al acercarse a la casa, los policías visualizaron que la puerta de ingreso a la vivienda se encontraba abierta, y pudieron observar que la joven mujer se hallaba arrodillada junto al cuerpo del morador de la casa, quien ya había perdido la vida debido al impacto de arma de fuego recibido.

En la evaluación preliminar, según pudieron constatar los efectivos policiales, el joven presentaba una herida de bala en la cabeza a la altura de la cien, producto de un disparo autoflagelado. La joven policía, principal testigo del hecho, entre lágrimas y desesperación logró declarar que su pareja se había disparado y al mismo tiempo informó que desde hacía un tiempo venían manteniendo discusiones y recibiendo agresiones físicas por parte del hombre.

La causa fue caratulada en principio como “averiguación de causales de muerte” y se encuentra con la intervención de la UFID N° 2, a cargo del Dr. Martin Prieto. Cabe destacar que de las pericias llevadas a cabo en torno escuchas telefónicas recabadas de un teléfono celular de un familiar de la víctima, en una comunicación telefónica que la noche de la tragedia el hombre mantuvo con su hija con el fin de despedirse, se constató que durante la conversación se escuchaba la voz de la mujer que le decía que le entregara el arma, que “no es un juguete” y que se “dejara de joder”.